LA DIFERENCIA DE CLASES
Nos quejamos de que todo sube en la vida. Todo lo que nos afecta al bolsillo, me refiero. Suben los productos de primera necesidad, suben los de segunda, sube la ropa, sube el calzado, los viajes… Las vacaciones son un lujo que muchos ya no pueden hacer, salvo ir a dar el coñazo a casa de los parientes del pueblo o quedarse en casa. Suben los estudios: matrículas, libros, papel, folios… hasta los bolis. Corremos un serio peligro de desaparecer como clases medias más o menos acomodadas, para convertirnos en lo que los yankis llaman «blancos basura». O sea, esos que salen en infinidad de series, calcadas en España para que vayamos aprendiendo lo que vale un peine y hacernos una idea de lo que nos espera.
La economía macro dicen que está en crisis, y que, por otra parte, como el petróleo está por las nubes y los yankis han hecho algo malo con las hipotecas y los bancos… al fin y a la postre, nos suben los bolis de escribir y el pollo por ser artículos, al parecer, íntimamente ligados al precio del barril de brent. O a los bancos yankis. Cosa que yo no acabo de entender y supongo que muchos más tampoco. Claro que, llegados a este punto, hay que recordar aquello que decían los «amigos» del otro lado del Atlántico Norte: cuando Estados Unidos estornuda, en Europa se monta un gripazo de la de dios.
Creo que lo males directos para nuestros bolsillos, empezaron cuando, en tiempos del inefable Josemari (!qué rechulo me está con ese jersey rosa chicle -tan de moda en los bolsos de las teenagers-, esas mechas caoba y esa sonrisa de conejo!), nos unimos al euro y se equipararon -más o menos- 100 pesetas con 1 euro, que viene a ser -ya saben- como si todo hubiera subido al menos dos terceras partes del total. Una pasada. Y así estamos.
Hace cosa de un año, publicaba el diario «El Mundo» una excelente entrevista con un excelente periodista de «Der Spiegel», Gabor Steingart, a propósito de la publicación del que supongo todavía será su más reciente libro: «La Guerra Mundial por la Riqueza: la Lucha Global por el Poder y la Prosperidad». Se lo recomiendo, porque es una joya. El libro. El periodista también. Denuncia que las bases financieras occidentales, especialmente las de Estados Unidos, están cimentadas sobre un polvorín que puede estallar en cualquier momento. Y añade que si los Estados no intervienen, los expertos indican la tendencia a la desaparición de la clase burguesa. ¿Volvemos a la Edad Media? ¿Solo va a contar la aristocracia del dinero?. Estamos en manos de los Neocons. ¿Ha empezado ya la hecatombe?. Él, ve muy claros los primeros síntomas y pide que se creen unos órganos de protección del sistema. Porque hay dos monstruos que nos empiezan a comer económicamente: China e India. Ellos, fabrican a bajo precio, venden barato y llegan a todos los mercados, con lo que el consumismo occidental, estaría satisfecho. Y por la ley de las balanzas, si un platillo pesa mucho, el otro se va a freír puñetas. Porque el dólar ya no es lo que era. ¡Si hasta los europeos, (si podemos pagar el vuelo hasta USA), podemos comprar allí a precio de ganga!. No en vano nos llaman los «give me two». «Déme dos», de lo que sea, camisetas, calzoncillos de Calvin Klein, bolsos de marca, sin marca, zapatos… Así que, por el momento, la ventaja de esta crisis que vivimos es que, en caso de poder ir a los Estados Unidos, podemos comprar más barato que en Europa. El dólar está débil, dice Steingart y lo estará más cuando las potencias emergent de Oriente, se lleven el dinero que tienen todavía «aparcado» en Yankilandia. Y luego esgrime una teoría que es la que pone los pelos de punta, porque es una realidad que la tenemos encima. Nosotros, los españolitos, quizás todos los europeos: las clases medias se van a dividir entre los que pierden el tren y los que llegan a tiempo de subirse a la globalización. El Estado del Bienestar está en peligro porque queremos comprar y comprar barato. ¡Y yo entrando en los antes llamados «Todo a cien», donde un chino desconfiado te vigila, hasta que te haces amiguete por lo mucho que lo frecuentas, y te deja pasear por la tienda sin perseguirte.
Así que tenemos un problema. O varios. No tenemos «pasta». No llegamos a fin de mes. No podemos pasarnos en caprichos en la cesta de la compra. !Viva la pasta (la de comer en el plato), las patatas y la salsa de tomate!. Y, encima, como las agujas, los hilos, los enchufes de regleta y los aislantes de ventanas están más baratos en la tienda del chino de abajo, nos vamos a cargar el equilibrio económico occidental por comprarles a ellos. ¡Joder, un respiro!. Si, a pesar de los estudios, de los títulos, de los años de profesión, de sacar a los hijos adelante con sacrificios y esfuerzos, nos vamos a convertir en «blancos basura» (o sea, de los que no tienen más que lo imprescindible para ir tirando muy malamente y nada para comprar libros) por favor, el que salga el último que cierre la puerta de este mundo. Yo no pienso esperar tanto.
No, no estoy de acuerdo. Reflexionemos mas bien sobre la vida, sobre la nuestra, lo que hacemos y para quê lo hacemos. ¿El mercado? recuerdo que lo destruimos todos juntos, en España empezamos con Jumbo y seguimos con el Corte Ingles, pero no pasa nada, destruido el comercio interno, en manos de otras economías ¿mas competitivas? por nuestra mala cabeza colectiva..pensemos si lo importante son esas cosas que necesitamos cada vez mas en la medida que estan mas fuera de nuestro alcance. La vida es otra cosa , ¿no decian que el ser humano tiene alma? ¿afecta al alma tanto la carestia material? Pero, ¿donde queremos llegar? Personalmente no estoy por este tipo de discurso, quiero mirar más alto
Yo no estoy de acuerdo con lo que dice Consuelo y sí con lo que se ha escrito en el blog. Yo reflexiono bastante sobre la vida y lo que hacemos en ella. Y desde luego, no es para consumir, aunque sea inevitable consumir para poder vivir. Y que conste que yo no me crié yendo a El Corte Inglés de compras, porque era muy caro. Y lo sigue siendo para mis posibilidades. Por eso me parece bien recurrir a aquellas tres «bes» de bueno , bonito y barato. Y si me lo dan los chinos, pues allí compraré lo que necesito porque no me queda más remedio. Y, aunque sí creo que tenemos alma, con mirar más alto,como dice Consuelo, no podemos comer, vestir, educar a nuestros niños o poder comprar un libro. Esto también creo que es mirar alto, pero siendo más realista.
Tambien yo vivo en la realidad y compro libros, y alimentaba a mis hijos, incluso los eduqué (?) Quizá no me expresé bien porque se me agolpaban las lecciones aprendidas en tantos años. Sin querer caer en los topicos, mi presencia frecuente en otras «realidades» hace que me encuentre, tozudamente, con personas mas consecuentes con su entorno , con la vida (y con la muerte) que nosotros. Y, tampoco tópico, mas felices porque tiene menos expectativas en lo material y mas en lo espiritual. Es todo.
Lo del Corte Ingles era una pequeña llamada de mi antigua alma de comerciante hundida por los cambios en los hábitos de consumo de los 80. Nos vencieron pero vencieron a todos un poco