CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA HASTA LA MUERTE
Apenas dos meses y medio en lo que va de nuevo año, y el número de víctimas mortales de la violencia y de la vileza machista se eleva a 21. Son, fueron, 21 mujeres que no se creyeron que el primer bofetón -a lo mejor años atrás, meses atrás- era algo como para armar un escándalo con los vecinos, la familia y los jueces de por medio. Son, fueron, -quizás- mujeres que pensaban que habían tenido mala suerte con ese hombre, pero que la vida es así; una mierda de lotería en la que les había caído el peor premio posible. O, a lo mejor, eran mujeres creyentes a su manera y no se atrevían a llevarle la contraria a esos vocingleros que con sotana, solideos y muchas familias obligatoriamente felices detrás, se concentran en las ciudades y sueltan prédicas de que el matrimonio es santo, sagrado y para toda la vida, y que hay que aguantar con las debilidades de los demás. Especialmente, del compañero que te ha tocado en suerte. En MALA suerte, para ser más exacta. Y, como ese ente podrido ya se ha encargado de anularte poco a poco, las 21 mujeres muertas -todas o parte de ellas- no se creyeron que el agua llegaría al río. Tenían razón. Porque lo que llegó es la sangre. La de ellas.
Hace dos días, en tan solo 24 horas, murieron las dos últimas de esta lista siniestra. A una la mató a tiros su marido, un policía local en baja por depresión. ¿Por qué a alguien en baja por depresión no le retiran el permiso de armas y el arma, ya puestos?. Ya, ya he leído que le habían retirado «el arma reglamentaria», pero nadie se ocupó del arma de ir a cazar. A cazar a su esposa. Si alguien estuviese, aunque sea momentánamente, ciego, ¿no le retirarían hasta mejor ver el permiso de conducir, pongo por caso?. ¿O es que el hecho de ser policía -municipal esta vez- es una patente de corso en este país?. Lo digo porque, entre las asesinadas víctimas de violencia machista, no es infrecuente encontrar a novias, esposas, ex-esposas, etc. de policías con acceso directo a armas de fuego. Así que vamos ascendiendo en la estadística. El año pasado, por estas fechas, los machos asesinos «solo» se habían llevado por delante a 15.
La otra pobre vítima, de la dos últimas que han motivado este escrito, era una joven de 27 años. Marroquí de origen igual que el presunto asesino al que todavía -que se sepa- no se ha encontrado. Todo porque ella no quería relaciones con el criminal y lo había rechazado. !Cómo puede soportar eso un HOMBRE como Dios o Alá manda!. O suya o para nadie, ni siquiera para sí misma. Cobardes, hijos de la mierda, que nunca debieron nacer de vientre de mujer porque no se lo iban a merecer. Un hombre como estos no merece los dolores de un parto de una mujer, esa especie que se puede matar porque nunca te quiso, porque te has ganado a pulso el que deje de quererte o porque sí. ¿Esas tenemos?. Habrá que pasar a la acción y si los gobiernos no toman medidas suficientes, las tendremos que tomar nosotras.
Porque, además, ¿alguien se ha percatado de la cantidad de veces en que un asesino machista quita la vida a «SU» mujer, luego se la intenta quitar él y !qué suerte tienen los asesinos!. La mayor parte de las veces, es que no atinan a matarse. Se medio matan, para que los lleven corriendo a un hospital y les salven la vida. Habrá juicio, claro, pero hoy por hoy, en este país matar a una mujer sale muy barato. En tiempo de cárcel al menos. Buena conducta, un informe psiquiátrico de algún «especialista experto» que alega enajenación mental transitoria cuando mató, ya se ha reformado y vuelta a las andadas, a la calle, a buscar otra víctima quizás.
Pienso en una cosa que quiero decir a todos esos asesinos machistas que ya han matado o que pueden estar pensando en matar. Si alguna vez quisiste a tú modo a tu víctima, si es por eso por lo que te rondan ideas de asesinato hacia ella, porque «a fín de cuentas esa mujer es tuya y de nadie más», ten un único gesto de generosidad hacia ella. Solo uno. El buen gesto de tu vida hacia ella que te quiso pero ya no te quiere o que no te ha querido nunca. No importa el por qué. Tú, asesino en poterncia, sé un buen hombre esta vez, sé generoso con ella para que no te olvide. Tuerce el puñal de dirección, enfoca la pistola o la escopeta hasta tenerlas enfrente de tí y córtate las venas o pégate un tiro. Pero en serio esta vez. Y podremos decir con un suspiro de alivio «resquiescat in pace». Porque esta vez, esta única vez, te habrás ganado este buen deseo.