«NO CORRAS: EL PAPA» Y OTROS NUEVOS PECADOS

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Me parece que se ha armado poco jaleíllo con los nuevos pecados que el Papa y sus acólitos se han sacado de la manga. Uno de los nuevos pecados es poner el coche a velocidad excesiva. No sé si afecta a todos los que se ponen al volante, con lo que «el consentido» de Ron Denis lo tendría claro; Kimi según le dé y Fernando según le vaya el coche. ¿Todos estos ídolos en pecado?. Seguro que no, que la Iglesia se refiere a los que, en carretera, utilizan la velocidad para poner en peligro a los demás y a sí mismos. Así que el antiguo imán del salpicadero con las fotos de los niños y la leyenda «no corras, papá», se va a poder sustituir por una foto amenazadora de Benedicto XVI diciendo «No corras. El Papa». Además hay que santiguarse antes de empezar viaje, rezar el rosario para no dormirse al volante (¡la de rosarios que me he dormido yo de pequeña en la capilla del colegio!) y recomienda otras lindezas como montar capillas junto a los bares de carretera, hacer apostolado en los lugares de descanso, no ser prepotente ni vanidoso por tener un buen coche, no hacer malos gestos ni blasfemar cuando uno se cabrea al volante… Así que ya saben: de ahora en adelante, aquellos conductores dados a decir palabras fuertes dirigidas a lo alto, podrán sustituirlo por el «cago en sos» que dicen por el norte desde el Pais Vasco a Aragón. Finalmente, el coche no debe convertirse en un instrumento de pecado. Debe referirse a no probar si es cierta o no aquella canción de «qué difícil es hacer el amor en un Simca 1000». Que en estos tiempos, sería en un Smart o así.

El obispo Gianfranco Girotti, director del Penitenciario Apostólico (organismo que supervisa la confesión y las indulgencias de la iglesia católica) ha sido el encargado de ampliar la lista de pecados reconocidos hasta ahora. Robar, desar la mujer de tu prójimo, desear los bienes ajenos y otros muchos no eran suficientes. Hay que «aggiornarse», ponerse al día. Y cuando el Vaticano perpetra modernizarse, suele ser para peor, para liarla más. Así que ahora también es pecado consumir drogas (¿donde queda la compasión para aquellos enfermos terminales que consuelan su dolor fumando maría?); acumular excesivas riquezas es pecado (la riqueza de la iglesia católica hace que desde el Papa estén todos los que viven de ella y en medio de ella, condenados?); dañar el medio ambiente es pecado (si existen los pecados, estoy aquí de acuerdo: hay que cuidar y curar la herencia que dejamos a nuestros continuadores); hacer experimentos genéticos, va contra las normas, no se puede hacer, es pecado. Así que los que estén esperando curas para el Parkinson, Alzheimer, cáncer, creación de órganos generados por células de uno mismo para sustituir el ya enfermo… a la mierda. ¿La mierda, mandar algo o a alguien a la mierda será también pecado?. Por supuesto, el aborto sí lo es.
No está mal que los capos vaticanos, con Benedicto a la cabeza lleno de joyones, oros, bordados y oropeles, intenten acercarse a la realidad del mundo de hoy. Por eso está muy bien que se mojen diciendo que es pecado el abuso de menores y, curándose en salud, añaden que este tipo de hechos realizados por curas, frailes y monjas, se han «exagerado para desacreditar a la iglesia». ¡Manda huevos!, que diría Trillo, a pesar de ser -creo- del Opus Dei. Porque de los huevos, el Vaticano no dice nada. Pero sí dice que se frecuenta poco el confesionario y eso está fatal. Así lo ha dicho el propio Benedicto, mientras se prueba las joyas para fardar por su casa o bendecir desde una ventana. «La confesión -dice- es un encuentro personal con Dios y si cada pecado se reconoce humildemente y se confiesa, lleva a la alegría pacificadora del perdón de Dios». Y yo me digo que si, en principio, la confesión se trata de «un encuentro personal con Dios», ¿para qué contárselo al curilla?. Y sigo pensando: claro, el saber cosas, sobre todo las que nunca se dicen o muestran, las de confesionario, suponen poder. Saber lo que no saben los demás, es poder. Un poder altísimo. ¿A que se trataba de esto?. De que cada día pierden más clientela, y quieren más atención y más fieles-mansos.

Pues nada, trabajadores del cielo: a rezar rosarios vayan o no en coche. Yo creo que, si Dios está por ahí y vé todo lo que la iglesia católica ha hecho a lo largo de su historia, habría añadido unos cuantos pecados más a la lista de los 10 mandamientos que entregó a Moisés en el Sinaí. Y bastantes de ellos, tendrían que ver directamente con las tropelías de los que se llaman sus representantes en la tierra. ¡Faltaría más!.


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