ASESINOS EN CASA
Hace tan sólo dos días, los medios de comunicación hablaban de un nuevo asesinato. Un hombre de 32 años, salvadoreño de nacencia, mata a su pareja, una joven española de 23. La estranguló hasta que acabó con su vida. Luego, hizo el paripé a que nos tienen acostumbrados estos maltratadores: «intentó» cortarse las venas, pero solo consiguió hacerse cortes superficiales. Los vecinos estuvieron a punto de lincharlo, pero acabó en comisaría, protegido por la policía. Ceuta, una ciudad multicultural, era por segunda vez en su historia el escenario de una muerte por violencia machista. (En 2003 un guardia civil mató en la misma barriada a su mujer).Salida del féretro de la mujer asesinada en Ceuta. Foto: EFE (Fotograma de video)Mujeres asesinadas por violencia machista en 2007: 71Mujeres asesinadas por violencia machista en 2008: 84Mujeres asesinadas por violencia machista en 2009: 31 ( por el momento).Fuente de datos: Red Feminista y Diarios diversosEl 22 de diciembre de 2004 se aprobó en el Congreso la Ley Orgánica de Protección Integral contra la Violencia de Género. Un horizonte más seguro parecía abrirse para las mujeres queveían recogida en esta Ley medidas asistenciales, de protección y políticas educativas que profundizan en la enseñanza de igualdad y respeto a los derechos de la mujer.Desde entonces, la violencia machista ha ido «in crescendo» cabezonamente día a día y mes a mes. El endurecimiento de las penas contra los agresores no ha surtido el efecto que se esperaba. Mirando cifras, parecería más bien que ha sido un nuevo acicate para violentar, maltratar, perseguir y matar a la mujer objeto de su brutalidad. Así pues, el número de presos asesinos o no, pero maltratadores, ha subido como la espuma. En enero de 2008, había 930 presos por violencia machista. En diciembre de ese mismo año, eran 2.615. Ahora, según los últimos datos la cifra es de 3.645 lo que supone un aumento del 40% enlos últimos seis meses y de un 291% en año y medio. Son datos facilitados por Instituciones Penitenciarias. Además, fuera de la cárcel (porque sus delitos no fueron considerados muy graves o no eran reincidentes) hay 22.760 personas condenadas por maltrato. Algunos de ellos, tienen orden de alejamiento de su víctima y, para controlarlos, se distribuyeron 3.000 brazaletes acompañados de un GPS que los maltratadores deben llevar día y noche. Se han destinado a cubrir las situaciones de mayor riesgo. Claro que ya se ha dado el caso de maltratador que se ha arrancado el brazalete y ha ido a por su víctima antes de que la policía tuviera tiempo de reaccionar.Y mueren quemadas vivas, apuñaladas, estranguladas, descuartizadas, arrojadas al vacío, de mil formas, generalmente después de aguantar durante años en silencio los malos tratos de sus asesinos. Es inconcebible que, en un país donde la violencia machista causa muchos más muertos que el terrorismo, el maltrato ocupe el puesto 19 de las preocupacione de los españoles. El «la maté porque era mía» parece seguir vivo todavía en el inconsciente de cientos de miles de personas. Solo así puede explicarse el desinterés por un problema tan generalizado que afecta a una de cada 5 europeas, a pesar de que solo se denuncian el 10% de las agresiones. Y si nos centramos en el mundo de los inmigrantes, las cifras de violencia y muerte crecen desmesuradamente. Ésta es una de las razones también -y espero que nadie me acuse de lo que no soy en absoluto- por las que el número de agresiones y muertes se ha disparado en los últimos años.Tengo en la memoria la historia de una mujer valiente, Ana Orantes que denunció a su marido por los malos tratos que recibía de el. Lo denunció incluso en televisión, aunque -ella lo dijo ante las cámaras- sabía que él acabaría matándola. Y así fué. En diciembre de 1997, moría quemada viva por su torturador.Ana Orantes es sacada muerta de su casa de Granada. (1997)Y mientras ecribo estas líneas, llegan nuevos datos. Muere una mujer peruana acuchillada por su pareja, también peruano, en A Coruña. Ella, muerta. El, desaparecido. En Las Palmas, un hombre español se ha entregado a la policía después de asestar 39 puñaladas a su novia, también española. El agresor confesó que pensaba que su novia le era infiel. Ella está grave, después de varias operaciones.Siempre me ha soprendido la facilidad con que los maltratdores se buscan excusas injustificables para lo que hacen. ¿Que era infiel?. Pues vete, pero no la apuñales. ¿Por qué no la «maltratas» con tu indiferencia y que viva como quiera?. ¿Por qué matas y luego haces como si tú también quisieras morir, pero nunca atinas y no lo haces bien?. ¿Por qué matarla a ella es tán fácil y tan difícil atinar en tí mismo al «querer» cortarte las venas. ¿Por qué tienen los maltratadores tan buena puntería cuando van contra ellas y tan mala cuando «se quieren» quitar de en medio ellos mismos, «horrorizados» por lo que han hecho?.Hay quien dice que el maltratador tiene cura. Quizás en algunos casos sea posible… pero para entonces ya ha maltratado a alguien, ya ha matado a alguien. Y eso no tiene remedio. ¿Sabes qué te digo, maltratador?. Cuando quieras ir por una mujer y pegarle, dañarle o matarla, piensa antes , durante un instante, lo que vas a hacer. Y sé valiente. Empieza por tí mismo, mátate tú y deja que ella viva. «Castígala» a que no te vea nunca más en la vida.
Casi todas las semanas hay noticias de asesinatos o de violencia contra las mujeres. Parece que no hay nadie ni nada capaz de pararlo. El problema es que las mujeres vamos a terminar no fiándonos ni de nuestra propia familia. Por más campañas que se hagan a favor de denunciar la violencia ¿qué se gana si no se quita de en medio a los terroristas de mujeres?. Porque ha habido varios ncasos de denuncias y luego han matado o agredido a las que los habían denunciado. Pero gracias por hablar de un problema que afecta a muchas mujeres y se toma ya con la frialdad de una costumbre.
Gracias por acordarse y denunciar una vez más el problema de las mujeres maltratadas que somos muchas. Ojalá esta nueva denuncia sirbva para algo.
Está bien hablar de la mujeres maltratadas, porque son muchas y la cifra crece. Pero lo mismo pasa con los hombres maltratados por mujeres. Son muchos menos, pero los hay maltratados y asesinados por ellas. Creo que también se merecen al menos un recuerdo.
¿De verdad cree usted y los que dan esas cifras que la culpa de que aumenten los malostratos tienen algo que ver con los inmigrantes?. Yo pienso, señora, que es un fenómeno que existe en todas partes y que, cada año, las mujeres estamos más fuertes para denunciar y por eso crecen las cifras. Pero da igual que seamos inmigrantes, ricos, pobres. En todas partes y en toda la sociedad hay malostratos.
Los hombres capaces de maltratar a una mujer ( o a otro ser humano, me da igual), de ponerle la mano encima o de matarla no deberían estar viviendo en medio de la sociedad. El día en que un hombre, por primera vez levanta la mano para golpear a una mujer, ella debería denunciarlo inmediatamente y él debería ser apartado de una sociedad en la que los seres normales nos afanamos porque sea vivible y mejor cada día. ¿Cómo puede haber sueltos por ahí miles de hombres juzgados y condenados por malos tratos?. No lo entiendo.
No estoy defendiendo a los hombres capaces de maltratar y asesinar a sus mujeres, pero ¿no le parece un poco bestia darles la idea de que se maten ellos mismos antes de matar a su mujer?. Aunque así se acabaría el problema de tanta muerte a mujeres, claro. Hay que intentar prevenir y educar para ver si son recuperables socialmente. Eso pienso yo.
He seguido su trayectoria sobre sus posturas ante diferentes problemas y estoy de acuerdo con usted. El problema de hombres maltratadores crece como espuma en lavadora y con los remedios puestos hasta ahora no es suficiente. Entiendo la ironía con la que usted anima a esos hombre asesinos a matarse ellos mismos para privar del «placer» de su presencia a sus compañeras. No estaría mal, pero, como usted dice, son cobardes y siempre aciertan al matar a la mujer y casi nunca al intentar matarse ellos. Que empiecen por el contrario, primero ellos y se habría acabado el problema.
Comparto la ironía final. Siempre he pensado lo mismo: se equivocan en el orden de apretar el gatillo, el cuchillo o las manos. Lo lógico es empezar por uno mismo que es el «desesperado»
De todos modos, el problema radica, en efecto, en la comprensión de la sociedad ante estos hechos. Sigue siendo radicalmente machista y ni de lejos se está atajando el problema en los colegios.