COMIDA A BORDO
Bueno, las vacaciones están apunto de acabar. Se impone empezar de nuevo con algunas tareas y distracciones propias del otoño que se avecina. En realidad, en el norte de Europa, la gente se ha embutido en sus chaquetas de cuero, en sus trenkas nuevamente de moda, en sus medias y calcetines tupidos y han colgado las chancletas y los pantalones cortos hasta el primer rayo de sol del año que viene. Y sus caras han cambiado de expresión: unos, la tienen de pena/resignación y otros han tomado ese aire de ejecutivo agresivo que piensa que el tiempo es un oro que anda a salto de mata y hay que estar ojo avizor por si las «fliege».
Siempre me gustó -en la medida de lo posible- tomar las vacaciones fuera de temporada, y, cuando ya todos estaban de vuelta y se sumergían en la rutina laboral, yo iniciaba el deporte del relax, los viajes o el dejar pasar los días frente al mar. Apuro estas semanas yendo de un lado a otro. A bordo de un vuelo de Iberia, clase turista, leo en la carta de menús de bocatas previo pago, que este «fast good» es un nuevo servicio creado y desarrollado por Ferrán Adriá y NH Hoteles. Yo, defensora a muerte de este ingeniero culinario, me decido y pido un «menú club» quer da derecho a un sandwich y un refresco a cambio de 10,50 euros. Y me da por leer qué diablos es lo que estoy comiendo. Atentos, porque entre otras cosas, estoy metiéndome al coleto ¡aceite de linaza!, algo que se usaba en las casas antiguamente para dar lustre a la madera de los muebles. Harina de malta -la malta era una cosa que se usaba en los 50 como sustitutivo del café que escaseaba o para mezclarlo y hacer que durara más- y se ha puesto de moda con eso de lo naturista; harina de soja, goma guar y goma xantana, almidón, aromas, conservantes, acidulantes y humo natural. ¿?. ¡Qué fuerte,no?. Para no faltar a la verdad, también diré que incluyen entre otras cosas panceta de cerdo y pechuga de pollo. El final de la lista de ingredientes que me estoy comiendo, me deja ya del revés: se supone que era un sandwicvh de carnes y verduras con huevo y la última frase dice textualmente: «Puede contener trazas de cacahuete, frutos de cáscara (una esquina de la pequeña etiqueta de fecha de caducidad ha borrado el tipo de cáscara), mostaza y pescado». Y me digo yo que en un bocata de carnes, si pueden aparecer rastros de pescado, cacahuete y cáscaras de algunas frutas, es porque algo anda mal en la organización de la cocina donde preparan estos carísimos bocados. Porque, a ver, ¿a usted se le caen cacahuetes en las albóndigas?. ¿Pescado en el desayuno?. Seguro que si alguna vez pasa un desastre semejante, usted tiraría el desayuno y se haría otro.Pues no, en Iberia no. Con el nombre de Ferrán Adriá por delante, todo parece posible, incluso válido.
Y yo, que como ya dije al principio era defensora acérrima de Ferrán Adriá y su buenhacer culinario, he decidido que, seguro, segurísimo, es que soy una inculta culinaria. Va a ser eso. Así que no hay que asustarse de nada. Señor, señora, amig@s todos, si alguna vez se cae el Mistol en la comida, ni preocuparse lo mas mínimo. Díganles a los comensales que la espuma en la comida es lo último, lo más de lo más. Como la goma arábiga, de guar o xantana y el aceite de linaza. ¡Faltaría más!.
Camino Ciordia
nut allergy
Lo de las trazas de cacahuetes es una precaución para evitar demandas de gente que es alérgica a estos productos y que podría demandar a Iberia por no avisarles que lo que les vende puede influir negativamente en su salud.
pero claro, el pobre que tiene una de estas alergias no puede comer de nada porque todo el mundo prefiere decir que puede tener trazas de cacahuetes simplemente porque es algo más que anda por la cocina…